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Opinión - 23.01.2020

Un policía en el desfiladero

Frente al fiscal, el majorJosep Lluís Trapero procuró no cometer errores. No se contradijo, ni chocó con ningún documento. Salvó un interrogatorio más que incisivo e intenso.

Buscó apuntalar la estrategia policial blanda solemnizada en las Pautas (29-9-2017) de su cuerpo: pues había riesgo de “que un misto prendiese una hoguera”.

Ni esa estrategia ni la dura de la Guardia Civil y la Policía triunfaron. Entre los tres cuerpos abortaron un referéndum que tuviese aspecto de tal; aunque no evitaron la votación, ni los daños a ciudadanos y policías y a la opinión. Y es que ni los miles de agentes podían “frenar” a dos millones de gentes muy decididas, argumentó él.

Claro que una defensa correcta no le bastaba. Pues el policía recorre un estrecho desfiladero. Lo trazó el Supremo en su condena (14-10-2019) a líderes del procés.

Por una vera, define que la sedición “implica conductas activas, alzamiento colectivo…” (página 279). Lo que es imposible de hallar en los Mossos, según lo ya visto: aunque alguien podría creer una hipótesis de colaboración o complicidad con los activos.

Porque por la otra vera (página 369) esa sentencia advierte contra el uso abusivo del mandato judicial de impedir el referéndum ilegal sin afectar “a la normal convivencia ciudadana”, retorciéndolo como “disimulo” o “coartada” para obstruir el deber de impedir la votación ilegal.

Y considera que el exconseller de Interior Joaquim Forn, al que condenó, “logró la efectiva ordenación de los Mossos, de suerte que resultó funcional a los objetivos políticos del acusado”: a la sedición.

No inculpa a los Mossos: no se les juzgaba entonces. Pero les responsabiliza del fiasco del 1-O. Por eso el major cabalgó ayer el estrecho margen de ese desfiladero, a la ofensiva, combatiendo cualquier atisbo de connivencia en lo ilegal:

1. “Si nos engañaron [Forn y sus ayudantes], no lo sé”, tenía ya dicho.

2. “Los Mossos harán siempre lo que digan los jueces”, dijo al secretario del Govern, Joan Vidal de Ciurana (8-9-2016), lo que recogió la agenda Jové (8 de octubre).

3. No hubo pasividad del cuerpo el 20-S: “Se afrontaron todas las peticiones [de apoyo] de la Guardia Civil”; y la víspera, en Terrasa (Unipost) y Sabadell (domicilio de un alto cargo) fue “esa intervención” de la policía autonómica “lo que permitió salir a las comitivas judiciales”, más exitosos casos que el de la Consejería de Economía: aunque ahí desplegó a 397 agentes.

4. No hubo dejación de la “mediación” a la ANC. En Economía hubo “nueve agentes mediadores desde primera hora”.

5. El único plan operativo de los tres cuerpos fue el suyo, e incorporó la objeción fiscal de “insuficiente”; si bien el propio fiscal proclamó “toda la confianza” en su cuerpo el 21 de septiembre.

6. Las responsabilidades del 1-O eran compartidas porque las tres policías formaban “un dispositivo único”.

7 y final. Él mismo se aprestó personalmente a detener al entonces president, ante la rupturista declaración de independencia. Exhibió testigos y citó papeles.

 

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