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Opinión - 01.12.2018

Nuevos aires

Madrid Central beneficia a la gran mayoría de los ciudadanos

La lucha contra las emisiones de carbono ya no es una opción en Europa. El plan del Ayuntamiento de Madrid para limitar el tráfico contaminante en el centro (lo que no significa cerrarlo) entró en vigor ayer, pocos días después de que la UE pusiese fecha al final de la era de los combustibles fósiles: 2050. El plan del consistorio de Manuela Carmena se enmarca en un movimiento donde ya están inmersas muchas ciudades europeas para limpiar el aire y luchar contra el cambio climático. Cada una ha tomado un camino distinto, más o menos radical, pero el objetivo es el mismo: combatir el deterioro antes de que este sea irreversible.

Madrid Central busca reducir las emisiones hasta en un 40% en una ciudad donde la contaminación representa un problema de salud pública. Madrid volvió a superar en 2017 por octavo año consecutivo los límites de los gases contaminantes más nocivos. Los ciudadanos podrán seguir entrando en el área sin problemas (utilizando el transporte público, parkings, bicis, coches no contaminantes y otros artilugios móviles) y el Ayuntamiento ha demostrado su voluntad de negociar con los sectores afectados. Además, no se trata de una medida nueva, sino que amplía cuatro áreas para residentes que ya llevan una década con el tráfico limitado. En ese tiempo, ni el comercio ni los hoteles ni bares o restaurantes han sufrido una merma, más bien todo lo contrario. Las quejas de los vecinos tienen que ver sobre todo con la gentrificación, el exceso de turistas o el bullicio nocturno.

Resulta chocante la actitud de la Comunidad de Madrid de acudir a los tribunales con argumentos como que se va a colapsar el tráfico. Ha ocurrido todo lo contrario. Más bien parece esa actitud del PP de oponerse por oponerse. La comparación con el muro de Berlín realizada por el alcalde de Alcorcón es ridícula y parece consecuencia de una confusión de conceptos sin remedio. Los ciudadanos pueden elegir a los políticos, pero no el aire que respiran. Este plan beneficia a la gran mayoría de los ciudadanos madrileños, abre el camino a otras ciudades y trae nuevos aires a una capital que los necesita.

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