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Opinión - 12.02.2020

‘Horror vacui’

Algunos miedos se han materializado sin que llegara el fin del mundo y otros han resultado tan ridículos como lo fueron al principio

Durante seis años, la política se ha construido en España desde el miedo. El miedo a Podemos, el miedo a que sorpassara al PSOE, el miedo a que el PSOE se podemizara, el miedo a Ciudadanos como un instrumento gatopardista para que la derecha sonara nueva sin cambiar nada, el miedo a que Ciudadanos resultara un juguete desnortado, el miedo a que el Partido Popular se fracturara y apareciera la extrema derecha como partido independiente. El miedo a que los independentistas catalanes proclamaran la república y nos liáramos a tortas. El miedo a que la fragmentación parlamentaria nos condenara a eternos Gobiernos en funciones. La inestabilidad, el miedo, la república bolivariana, el miedo, las mujeres dicen basta, el miedo, tocar el Valle de los Caídos, el miedo, que vuelven los fachas, el miedo, cambiar la Constitución, el miedo. A estos miedos los precedió y alimentó el miedo material, tangible, a la gestión y las consecuencias de la crisis que ha normalizado tener empleo y no ser autónomo económicamente, tener casa, hijos y un proyecto de vida, que ha normalizado trabajar más allá de los 65, pero ¡ay de ti! si te quedas en paro a partir de los 50. A los callejones sin salida de un sistema sometido a la transformación descomunal del imperio del algoritmo y la concentración de riqueza no habría que tenerles miedo, sino encararlos con valentía, pero de esto hablamos poco.

¿Y ahora qué? A muchos se les nota una especie de horror vacui. Porque algunos miedos se han materializado sin que llegara el fin del mundo, otros han resultado tan ridículos al final como lo fueron al principio, las preferencias políticas de fondo de los españoles no se han modificado y somos los mismos, con distintos nombres, en compartimentos más pequeños y con todo por resolver. PSOE y Podemos anuncian una agenda reformista que hace 20 años hubiera resultado incluso conservadora, el independentismo catalán se mantiene o crece como lo ha hecho tras cada ciclo de Gobiernos de derecha, y nuestra difamada democracia ha sido más sólida de lo que todos sus presuntos salvadores se empeñan en decir.

¿Ahora qué? Ahora, política para horadar los callejones sin salida. Ah, no, que hay elecciones en Euskadi y Galicia y reinauguramos la barra libre de improperios y miedos para goce de los dueños del callejón. Y luego, las catalanas. Vuelva usted otro año. @PepaBueno

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