El dilema de hoy es mejor o peor democracia

José Ovejero respondía en Defensa de la república inútil, publicado ayer, a un artículo mío —¿Para qué sirve hoy una república?— reconociendo que, tal y como yo afirmaba, en España un cambio de forma de Estado no serviría ahora mismo para resolver absolutamente ninguno de nuestros muchos problemas; salvo uno, sostiene Ovejero: “Nos devolvería la sensación de vivir bajo un régimen legítimo”. Ovejero y yo estaremos de acuerdo en que la democracia española es muy imperfecta, pero ¿está seguro él de que, contra lo que sostienen los índices internacionales de calidad democrática más solventes, después de cuarenta años de democracia nuestro actual régimen político no es legítimo? ¿Tampoco lo son los de Noruega, Suecia, Dinamarca, Holanda o Reino Unido, que son monarquías y, también, algunas de las mejores democracias del mundo? No soy monárquico, pero me parece evidente que el verdadero dilema actual en España no es república o monarquía, sino mejor o peor democracia, igual que es evidente que la calidad de una democracia, hoy, no depende de si es una monarquía o una república. Aunque Ovejero incurra en su artículo en algún error de bulto —cambiar en España la monarquía por una república no exigiría una simple reforma constitucional, como parece creer, sino cambiar de arriba abajo la Constitución, si no cambiar de Constitución—, no debería ignorar esa doble evidencia. Algunos izquierdistas acusamos con razón de irracionalidad al separatismo catalán; al menos cuando se trata de la forma de estado, deberíamos aplicarnos el cuento.