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Internacional/Mundo - 16.06.2019

Alemania sigue vendiendo armas en la guerra de Yemen

El Gobierno incumple sus promesas y da licencias para que empresas vendan 1.100 millones de euros en equipamiento militar a las partes implicadas en el conflicto

Se registran exportaciones incluso a Arabia Saudí, país prohibido tras el asesinato del periodista disidente Jamal Khashoggi

Congelar la venta de armas a los países implicados en la guerra de Yemen. El enunciado parecía nítido pero Alemania ha vuelto a incumplir sus propias promesas. Este domingo se ha dado a conocer que desde principios de este año el ejecutivo alemán ha aprobado la venta de equipamiento militar por valor de 1.100 millones de euros a la alianza encabezada por Arabia Saudí.

Entre el 1 de enero y el 5 de junio el gobierno ha concedido un total de 122 licencias para que varias empresas alemanas puedan seguir exportando material a una región que sigue hundida en la catástrofe. Así lo ha explicado el ministerio de Economía alemán tras una pregunta parlamentaria del diputado verde Omid Nouripour que ha sido detallada por la agencia alemana DPA.

Este jugoso negocio bélico se desglosa con 43 exportaciones de 206,1 millones de euros a los Emiratos Árabes Unidos y otras 13 exportaciones de 801,8 millones de euros a Egipto. Sin embargo, la violación de los acuerdos alemanes es aún más flagrante porque desde el inicio de este 2019 también se ha dado luz verde a la venta de dos vehículos todoterreno blindados de 831.000 euros a Arabia Saudí, país en el que supuestamente pesa un bloqueo armamentístico.

Lucro del drama

En el acuerdo de gobierno sellado el año pasado entre conservadores (CDU/CSU) y socialdemócratas (SPD) se estableció que no exportarían armas a los países que participase en la guerra de Yemen, algo que tardó poco en incumplirse. En septiembre la prensa destapó que Berlín había mantenido la venta y en febrero una investigación confirmó el rol de esas armas en una de las guerras civiles más sangrientas de lo que va de siglo.

Enquistada desde marzo de 2015, la guerra de Yemen se ha convertido en una de las peores crisis humanitarias del siglo. Hasta 22 millones de personas, el 75% de la población, requiere de ayuda urgente. Eso no fue suficiente para concienciar a los gobiernos occidentales de la participación en el conflicto de empresas armamentísticas nacionales que se lucraban del drama. Hasta 2018 Arabia Saudí fue el segundo mayor socio comercial de Alemania en lo que respecta a una compraventa de armamento cuyo valor asciende a los 400 millones de euros.

Incumplimientos constantes

Pero lo que no consiguieron 65.000 víctimas anónimas si pudo hacerlo el asesinato del periodista disidente saudí Jamal Khashoggi. En medio de la crisis diplomática por su escabrosa muerte, Alemania decidió tomar cartas en el asunto y el pasado octubre anunció la prohibición total de venta de armas a Arabia Saudí. En una crítica abierta a Riad, la canciller Angela Merkel se atrevió a dar un paso moral pidió bloquear las exportaciones al principal responsable de los bombardeos en Yemen. Sus socios europeos renegaron de Berlín y mantuvieron sus negocios militares en el Golfo.

Alineándose con lo que pedían organizaciones por los derechos humanos y por la mayoría de los ciudadanos alemanes —un 80%—, en marzo el ejecutivo prorrogó el bloqueo hasta, al menos, finales de septiembre. La venta directa quedaba prohibida pero las empresas mantenían su suministro de tecnología militar en proyectos para los socios de esa guerra. Como se ve ahora, esa decisión también ha quedado en papel mojado.

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