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España - 02.04.2019

Vacía, pero con músculo parlamentario

La España vaciada tiene una presencia en el Congreso superior a la que corresponde a su peso demográfico | En total se disputan 99 escaños en estas circunscripciones

Está poco poblada, pero tiene una presencia parlamentaria por encima de su peso demográfico. La España vaciada posee, en teoría, una capacidad de influencia en el Congreso y en el Senado mayor que la que tienen las circunscripciones más potentes. Tiene empadronados a uno de cada cinco habitantes del país pero cuenta casi con un tercio de los escaños. Eso dicen los números, la realidad, en cambio, demuestra que los problemas de los territorios despoblados no por contar con más diputados o senadores reciben un mejor tratamiento legislativo.

Las circunscripciones que eligen tres, cuatro o cinco diputados suman poco más del 19% de la población española, pero disponen de 99 escaños en el Congreso, casi el 29% de los 350 que componen la Cámara baja. Una presencia potente que, sin embargo, no se ha traducido en que sus problemas de infraestructuras o de servicios sociales tengan una atención preferente. Todo lo contrario, la degradación y la desatención se han ahondado legislatura a legislatura.

El hecho de contar con más escaños no es una prima del sistema democrático para fomentar la igualdad territorial en las condiciones de vida. Es el resultado del sistema electoral, que asigna un mínimo de dos diputados a cada provincia, salvo Ceuta y Melilla que tienen uno cada una, y a partir de ahí se suman representantes en función de la población. De esta forma, Soria con poco más 88.000 habitantes tiene dos diputados y Madrid, con 6,5 millones de empadronados, 36. No siempre ha sido así, en los primeros años de la restauración democrática, los sorianos, y hasta hace once años, tuvieron tres representantes, los madrileños empezaron con 32.

Las deficiencias estructurales de los turolenses u oscenses no se ventilan en el Congreso, ni siquiera en el Senado, que se supone que es la cámara territorial. Sus diputados, como el resto, se mueven al son que dictan las direcciones de los grupos parlamentarios, más interesados en los asuntos de calibre nacional que en las demandas territoriales, que quedan al socaire de la planificación nacional o autonómica.

Pero en estas elecciones esos 99 escaños se han revalorizado como nunca. Aparte de Soria, hay ocho provincias, Ávila, Cuenca, Guadalajara, Huesca, Palencia, Segovia, Teruel, y Zamora, que aportan tres escaños. Entre todas no llegan al millón y medio de habitantes, el 3,1% del total nacional, pero sus 24 diputados suponen cerca del 7% de los asientos de la Cámara baja.

Del mismo modo, las diez circunscripciones que eligen cuatro representantes, Álava, Albacete, Burgos, Cáceres, La Rioja, Lugo, León, Lleida, Ourense y Salamanca, cuentan con 3,650 millones de empadronados, el 7,7% del total nacional, aunque sus 40 diputados suponen el 11,4% de los que tiene el Congreso. La fotografía se repite con los siete territorios de cinco escaños, Castellón, Ciudad Real, Huelva, Jaén, Navarra, Cantabria y Valladolid, que con casi cuatro millones de habitantes suponen el 8,3% del total naciones contribuyen con 35 parlamentarios, el 10% del Congreso.

Con unos electorados tan magros, el porcentaje de votos exigido para conseguir un diputado es alto.

Mínimos elevados

Tener un escaño en los territorios que reparten solo tres requiere reunir al menos el 23,5% de los votos. En las que escogen cuatro representantes, el mínimo es de casi el 18%. Y en las de cinco asientos en la Cámara, cerca del 15%. Con el bipartidismo imperante hasta hace cuatro años, todo era cosa de PSOE y PP, pero la irrupción de Podemos, Ciudadanos y ahora Vox ha aumentado en tres el número de comensales para la misma tarta, y los habituales repartos de 2-1, 3-1 o 3-2 van a verse alterados. Caso aparte son las circunscripciones pequeñas con presencia nacionalista, como Álava o Lleida, en las que el reparto entre dos no se produce y hubo sendos y cuádruples empates a uno. Entre socialistas, populares, PNV y Podemos en la circunscripción alavesa, y entre Esquerra, Convergència, En Comú Podem y PP en la catalana.

LAS CLAVESLucha cerrada.
Las cinco grandes fuerzas están en una horquilla del 15 al 30% en casi todas las provincias pequeñas
Coste parlamentario.
Cada diputado va a ser más caro en votos por el aumento de la demanda de partidos
Presencia en el Congreso.
Tener más escaños no es ninguna garantía para la resolución de los problemas territoriales

El coste del escaño asimismo se va a encarecer este 28 de abril por el aumento de la demanda. Si en junio de 2016, conseguir un diputado por Madrid exigía sumar algo más de 100.000 votos y en Soria cuatro veces menos, ahora va costar más, tanto en los territorios grandes como en los pequeños, al haber más partidos en liza.

Esta es la razón principal de los reiterados llamamientos del líder del PP a Ciudadanos y Vox para que renunciaran a sus candidaturas en las circunscripciones de menor tamaño. Si antes con el 35-40% de los votos estaba garantizada la parte del león del botín electoral en esas provincias, ahora no. Con entre un 15 y 20% hay posibilidades para un tercero y hasta un cuarto. En estos momentos, según los sondeos, las cinco fuerzas se mueven en una horquilla de entre 15 y 30%. La batalla, por tanto, es a cara de perro.

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