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España - 14.01.2019

Hallan una bolsa de chucherías del niño de dos años al que un familiar vio caer a un pozo en Málaga

Los equipos de rescate llevan trabajando toda la noche y continúan a estas horas para rescatar al pequeño de un estrecho agujero de 107 metros de profundidad

Un dispositivo integrado por un centenar de personas lleva toda la noche y continúa esta mañana trabajando para tratar de rescatar a Yulen, un niño de dos años y medio que, según su familia, se precipitó ayer por un pozo de 107 metros de profundidad y tan solo 25 centímetros de diámetro en la Sierra de Totalán (Málaga). Bomberos y guardias civiles buscan aún el modo de acceder al pequeño, ya que, al parecer, se podría haber producido un desprendimiento de tierra a 78 metros de la superficie. En estos momentos, están sacando la tierra con unos cazos y bombeando aire al interior del pozo, pero aún no han podido llegar al lugar dónde suponen que podría estar el menor, ni han podido ver ni oír nada con la cámara con la que intentan visualizar donde se encuentra exactamente el pequeño. También se trata de averiguar si hay agua en el fondo del agujero.

Todo comenzó sobre las dos de la tarde, cuando los padres del menor, dos jóvenes veinteañeros vecinos de la barriada malagueña de El Palo, almorzaban en compañía de unos familiares en una parcela situada en el monte, entre el arroyo de Olías y el río Totalán, muy cerca del dolmen Cerro de la Corona, conocido por los lugareños como 'Tumba del moro'. La familia estaba preparando una paella mientras Yulen y otro menor del grupo jugaban en el campo. Entonces, uno de los familiares vio cómo el pequeño se caía por el agujero e incluso, según manifestó a la Guardia Civil, pudo oír cómo lloraba.

Los gritos desesperados de la familia fueron escuchados por un matrimonio de senderistas, que en esos momentos visitaba el dolmen. «Estábamos a unos 200 metros», relata la pareja, que corrió al lugar a ver qué pasaba. Allí, encontraron a los padres junto a otra familia. «Les preguntamos si estaban seguros de que el pequeño había caído por ese agujero, y estaban totalmente convencidos». Al matrimonio le dio la impresión de que la parcela donde almorzaba la familia estaba a punto de ser urbanizada, ya que se había rebajado el terreno y había palés de ladrillos. De hecho, el hueco por donde habría caído el niño corresponde a una prospección realizada a finales del año pasado (terminó en torno al 20 de diciembre) para buscar agua. Al parecer, el agujero se tapó con unas piedras, según las primeras pesquisas.

El diámetro del agujero, de apenas 25 centímetros, impide que un adulto llegue hasta él, por lo que se ha utilizado un robot

«Nos asomamos y empezamos a llamarlo, a ver si respondía, pero luego nos retiramos, ya que podíamos tirar alguna piedra dentro del pozo sin querer», contó el matrimonio. La Guardia Civil recibió dos llamadas casi a la vez. La primera, realizada por los padres. La segunda, procedente del servicio de emergencias 112-Andalucía, que fue alertado precisamente por la pareja de senderistas.

Ahí comenzó un despliegue que no hizo más que aumentar con el paso de los minutos. Un retén del Consorcio Provincial de Bomberos, del Real Cuerpo de Bomberos de Málaga y de la Guardia Civil, con el Equipo de Rescate e Intervención en Montaña (EREIM) al frente, acudió inmediatamente al lugar y, tras comprobar que era un hueco imposible para un cuerpo adulto, reclamaron más refuerzos, tanto personales como técnicos.

La búsqueda se centró en el pozo, aunque se peinó también el perímetro por si la familia que aseguró haber visto la caída podía haberse confundido con el nerviosismo de la situación. Los bomberos hicieron descender con una cuerda un teléfono móvil con la cámara encendida para comprobar si se veía algo. Llegaron a unos 50 metros de la superficie, pero ni rastro del pequeño Yulen.

A medida que se iba difundiendo la noticia de la búsqueda, empresas privadas empezaron a ofrecerse a la Guardia Civil para colaborar. La compañía de desatoros Pepe Núñez envió un robot que se utilizó para inspeccionar con mayor nitidez el pozo. Sin embargo, en la primera incursión se encontraron con un grave contratiempo: el robot se topó con un fondo de arena «húmeda» y no conseguía pasar de los 78 metros, por lo que se presume que se habría producido un movimiento de tierra en el interior de la gruta.

Los técnicos que manejaban el robot realizaron «cuatro o cinco» inmersiones más y en todas ellas se encontraron con la misma montaña de arena. En una de esas incursiones del robot, mientras éste descendía, se cruzó en la gruta con una bolsa de chucherías que caía por la misma. Todo apunta a que las golosinas se habían quedado enganchadas en una pared del pozo, cuando el niño se precipitó dentro, y que el propio cable del robot las movió y las hizo caer. En la siguiente inmersión, la cámara confirmó la presencia de la bolsa de chucherías en el fondo de arena, a 78 metros.

Al cierre de esta edición, autoridades locales permanecían en torno al dispositivo de búsqueda aguardando novedades y dando apoyo a los padres, que según testigos se mostraban «bloqueados» por la angustiosa situación. «No vamos a escatimar medios. Desde la Diputación se ha dado la orden de desplegar todos los recursos que sean necesarios», anunció el presidente del Consorcio Provincial de Bomberos, Francisco Delgado Bonilla.

La Guardia Civil también movilizó a todos los grupos especializados en rescates, con los responsables de la comandancia al frente. Desde el EREIM –no solo se desplazaron agentes de Álora, donde tiene la base el equipo de Málaga, sino también de Granada– hasta los GEAS (Grupo de Actividades Subacuáticas) y la unidad canina.

La complejidad de la búsqueda que afronta la Guardia Civil estriba en dos aspectos: el primero, que aún se desconoce a qué profundidad exacta se encontraría el menor, un dato esencial para, después, buscar el modo de llegar hasta él (anoche se especulaba con realizar una prospección paralela, o en diagonal, una vez ubicada la cota en la que está); la segunda radica en cómo mover ese «fondo de arena húmeda» que impide el paso de la cámara a partir de los 78 metros.

Anoche, los mandos del operativo barajaban entre varias opciones –todas ellas planteadas y proporcionadas por especialistas externos o empresas privadas– para mover esa montaña. Una de ellas consistía en utilizar una especie de arpón. Otra, mover la tierra insuflando aire a presión. Y la tercera, que a priori parecía la menos agresiva, introducir un dispositivo provisto de una cazoleta para «escarbar» en la tierra; el ingeniero que propuso esta última opción se encargó de 'construir' la máquina allí mismo. Solo había una decisión clara: la búsqueda no termina hasta que encuentren al pequeño Yulen.

Reacciones de dirigentes políticos

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quiso transmitir públicamente su apoyo a los padres, y apeló a «mantener la esperanza en el mejor desenlace». «Comparto la angustia de la familia del pequeño de dos años que ha caído en un pozo en Totalán. Todo mi apoyo a los padres y a los equipos de emergencias que están participando en el rescate. Mantengamos la esperanza en el mejor desenlace», escribió en su cuenta de Twitter.

Paralelamente, la presidenta en funciones de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, y el líder del PP andaluz, Juanma Moreno, también se pronunciaron sobre este suceso. En su cuenta de Twitter, Díaz señaló ayer que está «siguiendo con preocupación» lo sucedido en Totalán, y ha transmitido su «cariño y apoyo» a sus padres, familiares y amigos, así como a los equipos de rescate que están actuando en la zona.

También el líder del PP ha afirmado que espera «con gran preocupación» noticias del rescate del pequeño, y ha trasladado su ánimo a los bomberos y equipos de emergencia en su tarea de rescate, al tiempo que ha enviado un «fuerte abrazo a su familia».

Más información


  • La búsqueda del niño de dos años caído a un pozo en Málaga seguirá toda la noche

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