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Opinión - 18.12.2018

Vox, en Casablanca

Lo que corre peligro con la rebelión de la nueva derecha en Europa no es la libertad, sino la igualdad

En la película Casablanca, el mayor Strasser le pregunta a Rick (Humphrey Bogart) si se imagina a los alemanes ocupando Londres o Nueva York. Sabiendo que era casi imposible, Rick le replica que se lo pregunte cuando lleguen y que incluso hay algunos barrios neoyorquinos en los que les aconsejaría no entrar. Y, si era implausible que los nazis, con todo su poder militar, conquistaran EE UU en 1942, hoy es impensable que las doctrinas neofascistas subyuguen nuestras democracias, a pesar del alarmismo que despierta el ascenso de la derecha populista.

Las libertades políticas, civiles y sociales no corren peligro en España. Como mínimo, a corto-medio plazo. La protección de los derechos fundamentales no depende de las estructuras físicas del Gobierno tanto como de las infraestructuras mentales de los ciudadanos. La extrema derecha no puede “desmodernizar” una sociedad tan progresista.

Y, si quieren salir de su nicho ultra para desbancar a PP y Ciudadanos, Vox tendrá que seguir la estela de sus correligionarios en la Europa atlántica. Esta franja del continente, que incluye a España, Francia, Reino Unido, Holanda o los países nórdicos, es la región del planeta más abierta a la diversidad y que más derechos reconoce a las minorías. Y, para triunfar en ellos, la derecha radical debe travestirse. En estas naciones, los movimientos ultras empiezan como oscuros grupúsculos neonazis, pero se convierten pronto en floridos partidos (algunos incluso usan flores como símbolos) que defienden de forma difusa las esencias de la civilización occidental, incluyendo la libertad sexual y religiosa. Los líderes de Vox han comenzado la reconquista de España montados a caballo en Andalucía, pero solo la culminarán subidos en la cabalgata del Orgullo Gay.

Lo que corre peligro con la rebelión de la nueva derecha en Europa no es la libertad, sino la igualdad. Los extremistas como Vox no pueden condicionar su apoyo a una coalición de partidos de centro-derecha sobre recortes a las libertades, pero sí sobre tijeretazos a los Presupuestos y los impuestos. La sociedad española, francesa u holandesa reaccionaría frente a cualquier intento abrupto de socavar las libertades, pero no habría la misma movilización frente a paulatinos descensos de la inversión pública en educación, sanidad o en I+D.

Vox no trae una contrarrevolución, pero sí muchas contrarreformas.@VictorLapuente

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