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Opinión - 02.12.2019

Última llamada

La Cumbre del Clima debe conducir a una reducción drástica de emisiones

No vamos a tener más oportunidades. Si el mundo no se compromete a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 7,6% cada año la próxima década, no estaremos a tiempo de lograr el objetivo del Acuerdo de París sobre el cambio climático: que la temperatura del planeta no suba a finales de siglo más allá de 1,5 °C. Todo lo que supere esa cifra tendrá efectos catastróficos. Pero no va a ser fácil lograrlo. En los últimos diez años, los gases lanzados a la atmósfera han crecido a razón del 1,5% anual y este año hemos alcanzado un récord histórico de emisiones.Los mandatarios que a partir de hoy se reunirán en la Cumbre del Clima de Naciones Unidas COP25, que se celebra en Madrid después de que Chile renunciase a organizarla, han de considerar las advertencias del informe más reciente del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente como la última llamada para salvar al planeta de un recalentamiento que amenaza vidas y patrimonios. Es urgente alcanzar un acuerdo que permita reducir las emisiones en un 45% antes de 2030 y lograr en 2050 la neutralidad del carbono, es decir, que no se emita más CO2 del que la naturaleza puede absorber.

Estamos en un momento sumamente delicado. La cumbre pondrá a prueba la determinación de los Gobiernos para ir más allá de las declaraciones y pasar a la acción, teniendo en cuenta que los compromisos adquiridos hasta ahora en el marco del Acuerdo de París de 2015 resultan insuficientes. El cambio climático se está acelerando, y para frenarlo habrá que redoblar los esfuerzos.

El último año hemos tenido alentadoras señales que invitan al optimismo. La población se muestra cada vez más consciente. En una decisión histórica, el Parlamento Europeo acaba de declarar la emergencia climática, lo que obliga a los socios de la Unión Europea a aplicar medidas que aseguren los objetivos de París. Y la iniciativa Alianza de Ambición Climática lanzada por el presidente chileno, Sebastián Piñera, ha logrado ya la adhesión de 70 países que se comprometen a hacer un mayor esfuerzo en la reducción de emisiones. Otros 65 se han comprometido a conseguir la neutralidad del carbono en 2050.

Para recuperar el tiempo perdido será preciso que muchos más países se sumen a esta alianza y no dejarse llevar por el pesimismo de los obstáculos todavía por vencer, entre ellos, la irresponsable decisión de Donald Trump de iniciar el trámite de desconexión de Estados Unidos del Acuerdo de París. Las naciones más desarrolladas representadas en el G20 son responsables del 78% de todas las emisiones. Ellas son las llamadas a hacer un mayor esfuerzo, puesto que también han sido las más beneficiadas por las emisiones realizadas. A finales de 2020, deben entrar en vigor los nuevos compromisos de reducción de emisiones. Los últimos cinco años han sido los más calurosos desde que se tienen registros. Si queremos evitar que los efectos se agraven, habrá que tomar medidas muy drásticas, y esa es una responsabilidad que concierne en mayor medida a quienes más emiten.

España ha hecho un gran esfuerzo para organizar en un mes una cumbre que reunirá a más de 25.000 personas. La cita debía celebrarse en Santiago de Chile, pero tuvo que suspenderse por los graves incidentes ocurridos. El mejor premio al esfuerzo realizado tanto por Chile como por España sería que la cumbre marcara un punto de inflexión en la lucha contra el cambio climático.

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