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Opinión - 10.07.2019

Tiempo de faroles

Apena el estancamiento de unos personajes que alardean de verdades pétreas mientras son incapaces de cincelar entre todos una verdad común como la que logra Landero en ‘Lluvia fina’

Luis Landero esculpe una verdad gelatinosa, como suelen ser la mayoría de las verdades humanas, en un proceso dificultoso a partir de fragmentos parciales de cada uno de los personajes de su Lluvia fina (Tusquets). Qué gran narrador. Qué capacidad para cincelar a partir de una amalgama viscosa de frustraciones y traumas una realidad que logra convertirse en tangible a lo largo del proceso de lectura. Nos sirve su último libro para tomar conciencia de la parcialidad de nuestras verdades, que sin embargo imprimen en nosotros un sello casi inamovible a pesar de su comprobada subjetividad.

Son buenos días estos para refugiarse en la literatura, en libros como el de Landero, y aferrarnos a esa realidad ficticia que, aunque a primera vista parezca tambaleante en su construcción, es más vigorosa que la realidad política que nos rodea. La verdad gelatinosa de Lluvia fina es más sólida que el discurso político nacional.

Y es que estamos en tiempos de faroles. Apena contemplar las distancias entre partidos que, si quisieran, tendrían en común mucho más de lo que les separa. Apena contemplar la sobreactuación de los amigos de homófobos que se sienten atacados por aquellos a los que están contribuyendo a atacar. Apena contemplar el bloqueo en la izquierda. El bloqueo en la derecha. El bloqueo entre izquierda y derecha. El bloqueo entre independentistas. El bloqueo entre independentistas y constitucionalistas. Apena la sensación de estancamiento entre unos personajes que alardean de verdades pétreas superiores, mientras son incapaces de cincelar entre todos una verdad común como la que los personajes de Landero logran mal que bien.

Lean Lluvia fina. Lean Jane Eyre, una gran novela feminista que Charlotte Brontë nos legó en defensa de la verdad como forma de rebelión. Lean los Ensayos esenciales, de Adrienne Rich, recién publicados por Capitán Swing, que nos enseñan lo que se esconde bajo las apariencias de muchas formas de cultura. De nuevo, la verdad. Escapemos por un rato del acartonamiento político que nos rodea y, mientras les dejamos entretenidos en sus faroles, busquemos la realidad literaria como forma superior, muy superior, frente a la procaz realidad que debemos afrontar. Si se dan cuenta de que no les hacemos caso en su absurdo teatrillo, tal vez avancemos.

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