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Opinión - 21.12.2018

Los vigilantes de las tradiciones

El PP se erige en el Congreso como el garante del acervo cultural español

Algunos partidos se han embarcado en una funesta espiral para intentar demostrar quién defiende mejor y con más energía las tradiciones españolas. Por tradición entienden actividades como la caza, la pesca y, por supuesto, la tauromaquia, a la que tienden a colgarle sin ningún rubor el cartel de “fiesta nacional”, aunque muchos vean la lidia como una afrenta a la dignidad. El acervo cultural, incluso si adopta una expresión meramente folclórica, es de todos, y querer patrimonializarlo alrededor de unas siglas políticas es un ejercicio de osadía y ridiculez. Utilizarlo como arma política arrojadiza roza el delirio.

Pero hay quien no se resiste a ello. En el pleno del Congreso, la diputada del PP por Guadalajara Silvia Valmaña ha acusado al Gobierno de perseguir las celebraciones navideñas porque en las estaciones ferroviarias o en las sedes de los ministerios no se ha colocado el belén. Valmaña había oído, de no se sabe qué fuentes, que el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, había prohibido instalar un nacimiento en Renfe. Por si fuera poco, y en tono indignado, la parlamentaria arremetió contra Pedro Sánchez por alentar una supuesta persecución encubierta hacia los cristianos solo porque el presidente del Gobierno se ha limitado a desear a los españoles, a través de Twitter, “felices fiestas” en lugar de “feliz Navidad”. Algo que, en opinión de la diputada popular, es especialmente intolerable porque Sánchez felicitó a los musulmanes el Ramadán y no ha hecho lo propio con los cristianos en Navidad. Como se encargó de recordar el ministro de Cultura, José Guirao, España es un país aconfesional —pese a que un elevado porcentaje de habitantes se declare católico— y al Gobierno le corresponde actuar con neutralidad.

Para no dejarse comer el terreno por Vox, el PP se ha erigido en el guardián de las tradiciones españolas, como si el patrimonio, la cultura o el folclore fueran del dominio de un partido político. Hay tradiciones, como la de arrojar una cabra desde el campanario de la iglesia en Manganeses de la Polvorosa (Zamora), que están mejor erradicadas. Otras son inocuas, como el lanzamiento de huesos de oliva, en la que el secretario general del PP, Teodoro García Egea, es campeón mundial. Es una actividad pintoresca y baladí que al Ejecutivo tampoco se le ha ocurrido prohibir.

 

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