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Opinión - 30.01.2020

Localismo frente a polarización

Que los ciudadanos tengan preocupaciones no fácilmente traducibles al conflicto entre izquierda y derecha abre nuevos espacios para acuerdos

Uno de los hallazgos más interesantes de la literatura politológica sobre las causas del aumento de la polarización partidista en Estados Unidos es el del papel de la política local como freno de este proceso. En 2010, James Snyder y David Strömberg mostraron cómo los representantes elegidos en distritos que cuentan con un ecosistema mediático local se comportan en el Congreso de manera menos polarizada. Una explicación posible es que la existencia de medios preocupados por temas esencialmente locales hace que estos congresistas sean especialmente sensibles hacia estas cuestiones, lo que les permite mantener posiciones moderadas en un contexto nacional en que sus partidos empujan a sus miembros hacia posiciones cada vez más extremas. En otro trabajo, Amalie Jensen y sus coautores encuentran que la política local polariza menos que la nacional: en el ámbito municipal, los partidos son ideológicamente más plurales, y las diferencias ideológicas entre demócratas y republicanos son menores. Hace unos años, Víctor Lapuente y yo comparábamos la capacidad reformista de las presidencias de Brasil y de México en las últimas décadas, y defendíamos la tesis de que las más exitosas presidencias brasileñas habían tenido mucho que ver con un congreso dominado por intereses, a diferencia del Poder Legislativo mexicano, absorbido por paralizantes conflictos de naturaleza nacional.

La política reciente también proporciona ejemplos virtuosos de localismo: entre las múltiples interpretaciones que hemos visto sobre de la derrota del extremismo xenófobo en Emilia Romaña el pasado domingo ha pasado casi inadvertida una que creo fundamental: muchos votantes han renunciado a nacionalizar la votación como pretendía Salvini, y han optado por votar pensando en la buena gestión del Gobierno regional saliente.

Quizá deberíamos dejar de criticar la presencia de cuestiones que despectivamente llamamos “localistas” en los debates políticos. En nuestras democracias complejas, pueden jugar un importante papel moderador. Que los ciudadanos tengan preocupaciones no fácilmente traducibles al conflicto entre izquierda y derecha abre nuevos espacios para acuerdos y permite que la política no se reduzca a la competición entre bloques irreconciliables. Cuidado pues con querer eliminar lo local del debate político nacional, porque igual nos cargamos uno de los diques más efectivos que tenemos para contener la polarización.

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