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Opinión - 06.10.2019

La vergüenza de Australia

Supongamos que soy el heredero de una enorme hacienda. Abundan las historias sobre mi generosidad. Y ahora supongamos que eres un joven ambicioso pero metido en problemas con las autoridades en tu tierra natal. Tomas una decisión trascendental: te embarcarás por el océano y llegarás al umbral de mi casa, y dirás: “Aquí estoy, dame comida y un techo y permíteme que empiece una nueva vida”. Sin tú saberlo, sin embargo, me he cansado de extranjeros que llegan a mi puerta diciendo: “Aquí estoy, acógeme”, tan cansado, tan exasperado que me dije a mí mismo: “¡Basta! ¡Nunca más permitiré que se aprovechen de mi generosidad!”. Por tanto, en vez de darte la bienvenida y aceptarte, te mando a vivir a una isla desierta y envío un mensaje al mundo: “Mirad el destino de quienes abusan de mi generosidad y llegan hasta mi casa sin anunciarse”.

Esto es, más o menos, lo que le ocurrió a Behrouz Boochani [autor del libro No Friend but the Mountains: Writing from Manus Prison], que huyó de Irán en 2013 tras ser señalado por el régimen por su defensa de la independencia kurda. Fue rescatado a punto de naufragar en un bote que no reunía condiciones para surcar el océano con el que trataba de alcanzar Australia. En vez de darle cobijo, le enviaron a una de las cárceles del Pacífico más remoto que gestiona el país, y allí sigue todavía. Boochani no está solo. Miles de refugiados en busca de asilo han sufrido un destino semejante a manos de los australianos.

La cuestión de la fábula del rico heredero es la siguiente: ¿es peor tratar a miles de personas con ejemplar inhumanidad que hacerlo con una sola persona? Si de hecho es peor, ¿cuánto peor? ¿Miles de veces? ¿O no funciona el cálculo numérico cuando se trata del bien y el mal? Sea cual sea la respuesta, el argumento en contra del trato que da Australia a sus refugiados puede ser igual de punzante se trate de un caso o de miles, y Boochani lo ha probado. Sometido a condiciones de vida atroces, se las ha apañado para escribir y publicar sus experiencias (aún inconclusas), cuyo relato seguro que ha dejado a sus carceleros con los dientes rechinando. (…)

Publicado el 26 de septiembre. John Maxwell Coetzee es escritor sudafricano.

Lea el artículo completo en inglés aquí.

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