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Opinión - 28.01.2020

La eutanasia y sus argumentos

Una mayoría de médicos defendemos el derecho de las personas a disponer de la vida propia

La ley de regulación de la eutanasia es prioritaria para el nuevo Gobierno. El texto está redactado, tiene gran aceptación social, sin carga financiera y con escasa oposición conservadora. Sin embargo, el Código Ético de los médicos españoles les prohíbe participar en prácticas eutanásicas, aunque se encuentra en plena revisión y ha despertado sensibilidades encontradas. La reciente Encuesta sobre la eutanasia, auspiciada por el Colegio de Médicos de Bizkaia y secundada por los de Las Palmas, Madrid y Tarragona, ha mostrado que la mayoría de los médicos está a favor de la regulación de la eutanasia si se respeta su objeción de conciencia, siendo minoría los que piensan ejercerla. Los argumentos de los opositores se resumen en cinco puntos.

1. Argumentos morales o confesionales. Son los de mayor peso específico, pero no los que se manifiestan habitualmente. Sólo los líderes espirituales exponen este argumento sin ambages. Como ha hecho la Conferencia Episcopal en un documento que excede a su papel espiritual al abordar complejas situaciones técnicas. Los objetores saben que, en un Estado no confesional, las creencias pertenecen al ámbito personal y no se pueden generalizar. Sus reticencias derivan de una idea: la vida tiene un valor absoluto porque la otorga un ser superior y sólo él la puede quitar. No reconocen que disponer de la vida propia sea un derecho individual. Aunque para la mayoría social sí lo es. El 73,6% de los españoles, según el CIS, y el 86% de sus médicos se declaran favorables a la regulación de la eutanasia.

2. Previamente cuidados paliativos de excelencia. Esta es la condición más habitual. Proponen no regular la eutanasia hasta que todos tengamos unos cuidados paliativos de excelencia. ¡Como si los cuidados paliativos y la eutanasia fueran acciones competitivas! En estos tiempos de restricciones económicas y grave crisis de la sanidad pública, ¿cuánto tardaremos en tener unos cuidados paliativos excelentes y equitativos? Y cuando consigamos unos cuidados paliativos excelentes, ¿ya nadie solicitará la eutanasia? No lo parece. Dos enfermos que pidieron poner fin a su vida, Ramón Sampedro y María José Carrasco, tenían unos cuidados excelentes pero insuficientes para mitigar su sufrimiento. Paliativos y eutanasia no son términos excluyentes, la eutanasia puede ser el último recurso. Respetando su autonomía, dejemos que elija el paciente.

3. El juramento hipocrático. Hace 2.500 años, Hipócrates estableció los principios de la ética médica. Pero, en su acomodo al desarrollo social y científico, sus reglas han sufrido modificaciones que se plasman a partir de la Declaración de Ginebra de 1948. La declaración inicial de Hipócrates establecía: “No accederé a pretensiones que busquen la administración de venenos…”. Esta afirmación se ha actualizado por sentencias que obligan tanto al respeto a la vida humana como a las decisiones personales. Los envenenamientos a los que se refería Hipócrates estaban en el seno de intrigas políticas y palaciegas que no se pueden equiparar con situaciones de la vida actual. No parece acertado enfocar el derecho a disponer de la vida y la autonomía personal con una visión arcaica y rigorista.

4. El paciente con fragilidad emocional. Otra discrepancia argumenta que los pacientes que solicitan la eutanasia son muy frágiles y pueden estar coaccionados en su decisión. Pero no cuentan que las leyes al respecto son muy garantistas. Los pacientes han de solicitar la eutanasia en más de una ocasión y tras un minucioso proceso deliberativo con su médico responsable, el proceso es revisado por otro médico ajeno al caso y una comisión institucional. Con tales controles cabe pensar que la solicitud de eutanasia por coacción sería más que anecdótica.

5. La pendiente resbaladiza. Con este razonamiento se quiere dar a entender que existe un peligro de banalización de la eutanasia. Es una ficción que, en lo alto de una pendiente de superficie engrasada, sitúa una acción bondadosa que, poco a poco, deriva en situaciones sutilmente diferentes hasta desembocar, al final de la pendiente, en una decisión execrable. Configuran una falacia que manipula dos teorías básicas de la argumentación: la argumentación por analogías y la argumentación metafórica, establecidas en 2004 por Van Eemeren y Grootendorst en su obra A Systematic Theory of Argumentation.Como muestra de esta posible banalización, son típicos y recurrentes los casos de un hombre que solicitó la eutanasia porque no podía soportar su fealdad y el de una viuda que no superaba la pérdida de su esposo. Poner en pie de igualdad estos casos frente a pacientes con enfermedades devastadora son falsas analogías. Por tanto, se argumenta que, de forma preventiva, sería mejor no regular la eutanasia.

Los médicos debemos apostar por la vida y por una firme relación médico-paciente. Pero, además, una mayoría nos hemos pronunciado por el compromiso social y el derecho a disponer de la vida propia. Esperamos que nuestras normas éticas se modernicen y estén a la altura que la sociedad nos demanda.

Pedro Cabrera Navarro es presidente del Colegio Oficial de Médicos de Las Palmas y Cosme Naveda, del de Bizkaia. También firman Miguel Ángel Sánchez Chillón, presidente del de Madrid, y Fernando Vizcarro Bosch, del de Tarragona.

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