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Opinión - 20.02.2020

Japón sobre mojado

La economía japonesa se enfrenta a tres crisis

Tres crisis se ciernen sobre Japón, una economía puntera del mundo: la mala coyuntura de 2019; las consecuencias del coronavirus chino, muy graves para ese país; y sobrevolando sobre ambas, el telón de fondo de una crisis de ciclo largo.

Tiene esta que ver con su modelo de competencia, su lugar en el comercio mundial, la vitalidad de su modelo de producción, su envejecida población y la dificultad de que sus políticas económicas, incluida la muy laxa estrategia monetaria, reaviven el pulso de la demanda. Así que en Japón llueve doblemente sobre mojado.

Los recientes datos del último trimestre de 2019 son desalentadores. La economía del país asiático cayó el 6,3% respecto a igual periodo del año anterior, y un 1,6% sobre el trimestre anterior, lo que duplica, para mal, las expectativas de los expertos. Casi todos los componentes del PIB capotaron, salvo el gasto público y las exportaciones. Algo que no sucedía desde finales de 2018.

Las autoridades japonesas se habían anticipado a ese revés, mediante una intensa intervención pública de aumento del gasto de las Administraciones en más de 100.000 millones de euros, y el doble contando los recursos privados que se añadirían al programa oficial de estímulo.

Era un paquete tanto paliativo de pasados males (desastres naturales) cuanto de reveses futuros: los efectos depresivos de un alza del IVA, de las guerras comerciales de EE UU y de la recuperación de los Juegos de Tokio de este año. Sin alcanzar a proporcionar todavía resultados tangibles, se añade a la adversa coyuntura la sorpresa del efecto del coronavirus procedente de China. Japón, que es el segundo país más afectado por esta epidemia, registra más de 400 casos diagnosticados (aunque solo un muerto).

Pese a que no es posible predecir de los avatares finales de la epidemia, los malos augurios se multiplican: el FMI pronostica un descenso de dos décimas en la economía mundial y algunas consultoras privadas estiman en más de 250.000 millones de euros la reducción del volumen del PIB del globo. Más grave será el impacto cuanto más próximas e interrelacionadas estén las economías afectadas.

Las autoridades japonesas han hecho bien en anunciar que si conviene, multiplicarán estímulos, fiscales y monetarios. No constituyen una garantía de éxito, pero su retirada sí lo sería de precipitación al fracaso. Ahora bien, a la potencia asiática le convendrá seguramente autoconvocarse asimismo a unos estados generales. ¿Para qué? Para diagnosticar si su anemia recurrente necesita además de las medidas adoptadas, una exploración no complaciente sobre el modelo de crecimiento, de exportación y de medidas microeconómicas complementarias.

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