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Internacional/Mundo - 10.02.2019

La inminente llegada de ayuda humanitaria pone a prueba a Maduro

Si el dirigente le barra el paso puede ser la justificación que busca EEUU para intervenir

La oposición convoca nuevas movilizaciones para presionar al Ejército, sostén del presidente

Las Fuerzas Armadas venezolanas han desplegado este domingo nuevos ejercicios cívico-militares para demostrar su capacidad operativa y exhibir unidad con Nicolás Maduro. Pero la obediencia de los uniformados se pone en juego en la frontera colombiana. El domingo, y bajo la tutela norteamericana, ha comenzado a organizarse la ayuda humanitaria que buscará muy pronto entrar a un territorio donde la escasez de medicinas llega al 85% y abundan las consignas estatales que llaman a resistir. En medio de los preparativos, un coronel médico del Ejército, Rubén Alberto Paz Jiménez, ha reconocido a Juan Guaidó como presidente interino y ha pedido a sus compañeros de armas que desobedezcan la orden de Maduro de rechazar los envíos acopiados en la ciudad colombiana de Cúcuta.

Bendecido por la Administración Trump y otros 59 países, entre ellos los de la UE, Guaidó ha participado de una misa dominical y ha encomendado la suerte de los venezolanos al Altísimo. Pero, con los pies en la tierra, ha reiterado que la sociedad volverá a marchar durante la semana en las calles para hacer realidad su exigencia en el tema humanitario. «Podemos salvar vidas con esta ayuda», ha dicho. En los próximos días se instalarán «formalmente» otros puntos de almacenamiento de alimentos y medicinas, seguramente en Brasil y en una colonia holandesa en el Caribe.

«No hay crisis humanitaria, se han causado heridas sociales producto del bloqueo financiero», ha insistido desde Caracas Delcy Rodríguez, vicepresidenta del Ejecutivo. Rodríguez está convencida que se trata de un caballo de Troya que busca abrir la puerta a una intervención. El Gobierno exhibe a su vez una encuesta según la cual un 80% de los consultados rechazan una acción de EEUU en Venezuela.  En las calles de Caracas, y en medio de la búsqueda incansable de bienes de primera necesidad en el mercado negro, chavistas y antichavistas tienen un ojo puesto en Cúcuta y el paso que la conecta con la tensa Táchira. Los sindicatos del sector de salud coinciden en que si la ayuda humanitaria llega a horadar los cordones militares, deben ser la Cruz Roja Caritas las encargadas de distribuirla. Pero Crristoph Harnisch, de la Cruz Roja Colombia, dijo que esa institución no participará de la asistencia al considerar que es de un Gobierno (EE.UU) y, por lo tanto, no reviste el caracter de humanitario.

Posibles escenarios

El analista Luis Vicente León reconoce que la iniciativa colomboestadounidense ya no es solo un asunto de ayuda social sino «preponderantemente político» y puede convertirse en «un punto de ruptura con respecto al status quo». Si EEUU, pese al rechazo del Gobierno, decide avanzar hacia el territorio venezolano con ayuda de Colombia y Brasil y la autorización de Guaidó, el chavismo enfrenta un dilema de grandes proporciones. Si Maduro ordenara detener los envíos, Washington podría considerarlo el acto hostil de autoridades que no reconoce. «Sería una causa de intervención militar para Washington», detalla León. Pero la Administración Trump y Guaidó apuestan a la par a otro naipe: en algún momento, un sector militar podría negarse a repeler la ayuda. Eso, advierte León, provocaría una implosión.  En el remoto caso de que el «presidente obrero» acepta recibir los alimentos y medicinas «estaría igual reconociendo su debilidad«.

Maduro, por lo pronto, ha instruido a la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) que, en adelante, y para evitar el congelamiento de activos que ya ha aplicado Washington, reciba el dinero por sus exportaciones en una cuenta bancaria rusa, Gazprombank. «El Gobierno no se ha dado cuenta aún, de que no gobierna, el Estado se desmorona”, ha señalado Rafael Ramírez, un expresidente de PDVSA que tenía una relación preferencial con Hugo Chávez. «La patria exhausta está al borde del abismo, como nunca antes, la posibilidad de un enfrentamiento cruento, de una agresión militar, están más cerca que nunca», dice Ramírez.

Heinz Dieterich, el sociólogo alemán que, durante sus años de simpatía con Chávez acuñó tiempo atrás la definición «Socialismo del siglo XXI» ha dicho  que otros actores pueden ayudar a resolver el conflicto. «Solo China y Rusia tienen las llaves para abrir un futuro de paz y transición ordenada en Venezuela. El método de salvación es muy sencillo. Tienen que hablar con Maduro, [Diosdado] Cabello y sus generales de pacotilla y marcarles un ultimátum; que Maduro se vaya al exilio y se organice la transición de una manera democrática y transparente»”. Los halcones norteamericanos ya avisaron de que es tarde para eso.

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