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Internacional/Mundo - 17.12.2018

La hora del ‘me too’ argentino

Las denuncias de acoso sexual pasan del mundo del espectáculo a la política

Al menos dos senadores han sido señalados por mujeres en los últimos días

La denuncia de la actriz Thelma Fardin contra el galán televisivo Juan Darthes, a quien acusa de haberla violado en 2009, cuando tenía 16 años, tiene el efecto de una catarata en que excede al mundo del espectáculo argentino. Después de que Fardin, entre lágrimas, y acompañada por un colectivo de actrices, hizo público su testimonio, el Programa Las Víctimas contra Las Violencias, que encabeza la psicóloga Eva Giberti, empezó a recibir múltiples llamadas.

Mujeres que habían callado por temor al rechazo, se decidieron finalmente a relatar cómo habían sufrido abusos. Los teléfonos que puso a disposición el ministerio de Justicia, también explotaron. Las redes sociales no quedaron al margen de la proliferación de confesiones.

El viraje cultural se inició años atrás con la irrupción del movimiento feminista ‘Ni una menos’, que puso en escena la gravedad del problema de la violencia machista en Argentina. Las grandes movilizaciones a favor del aborto libre y gratuito representaron un paso significativo en la misma dirección ascendente. Las recientes denuncias de abuso sexual acompañan este cimbronazo. Hasta el presidente Mauricio Macri ha tomado nota de que nada es igual en Argentina. «Lo que antes parecía normal ya no corresponde«, dijo.

El elogio del piropo

La ‘normalidad’ le permitía reconocer cuatro años atrás que «no puede haber nada más lindo (que un piropo), por más que esté acompañado de una grosería, que te digan qué lindo culo que ‘tenés’, está todo bien». Entonces, el presidente se mostraba incrédulo ante la molestia de quienes rechazaban un supuesto halago subido de tono. «Aquellas que dicen que no, que se ofenden, no les creo nada«, añadió.

 Los nuevos tiempos políticos lo obligaron a olvidarse de los halagos pícaros y abrazar la causa de la corrección política. «No tenemos que tenerle miedo a la verdad. Que salga la verdad es reparador. Es bueno que estemos hablando de los temas reales, verdaderos. Hay un cambio de época. Todos tenemos que entender que esta revolución de las mujeres es un eje del siglo que estamos viviendo. Todo esto que nos pasa nos involucra a todos», ha dicho ahora

Hasta el popular presentador televisivo Marcelo Tinelli, cuyos programas han sido cuestionados por promover la violencia machista y la conversión de las mujeres en objetos sexuales, dibujó un semblante compungido en la noche del jueves cuando una de las modelos de su programa ‘ShowMatch’, María del Cerro, reveló frente a las cámaras haber sufrido abusos cuando tenía 11 años. Tinelli había sido uno de los productores de ‘Patito feo’, el culebrón para adolescentesque protagonizaban Darthes y su víctima, Fardin. Fue el coraje de la joven actriz el que la animó a contar su experiencia.

Darthes se convirtió en un límite social. Claudia Guebel tiene 51 años y trabaja en el Congreso desde 2011. También cumplió labores en la Convención Nacional de la Unión Cívica Radical (UCR), uno de los partidos aliados del macrismo. Después de escuchar a Fardin se dijo que no podía seguir guardando silencio. Entonces presentó una denuncia contra el senador radical Juan Carlos Marino por haberle tocado los pechos agresivamente.

«Me quedé atónita y temblorosa», dijo sobre ese momento en el que el legislador le «metió la mano» por debajo de su falda. Ella a su vez denunció a uno de sus asesores por otro hecho de agresión parecido. Se presentó ante la justicia porque cree que su caso se puede convertir en «un antes y un después para las mujeres que trabajan en la política y en el Parlamento».  

El ‘caso Marino’ dio pie a otros de similar tenor. Jorge Romero, un senador bonaerense por el kirchnerismo, renunció a sus «responsabilidades políticas» y a su escaño después que una militante de su misma agrupación hiciera público su comportamiento en privado. «He podido ver que en el pasado tuve prácticas machistas que en ese momento parecían naturales»,dijo.

Romero quedó expuesto al testimonio de una compañera de partido. Ella contó en las redes sociales que el senador la encerró en un baño durante una fiesta, le mostró su pene y quiso obligarla a que le practique sexo oral. Algo se respiera en este nuevo ambiente: la ola de acusaciones y arrepentimientos no terminará aquí.

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