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Internacional/Mundo - 26.03.2019

La gran alianza progresista para hacer frente al auge de la extrema derecha

El exmimistro de Finanzas griego, Yannis Varoufakis, y el senador demócrata y aspirante una vez más a la Casa Blanca, Bernie Sanders, lideran este joven movimiento transnacional que cuenta con el apoyo de activistas, políticos y figuras de la cultura

“Después de la crisis financiera, los únicos que se han unido son los banqueros y los fascistas. Los únicos que no lo han hecho son los progresistas”. La reflexión es del exministro de Finanzas de Grecia, Yannis Varoufakis. La hizo el pasado mes de diciembre en Burlington, Estados Unidos, cuando formalizó la creación del movimiento Internacional Progresista, una iniciativa que impulsa junto al senador demócrata estadounidense Bernie Sanders, aspirante por segunda vez a la Casa Blanca. El objetivo del joven movimiento es trabajar para crear una gran alianza de izquierda mundial, fuerte y sólida, capaz de hacer frente al auge de la derecha populista y la extrema derecha en todo el planeta, en un escenario parecido al de los años 30 del siglo pasado.  Y visto el panorama, no lo tiene nada fácil. 

“Hay una guerra global en marcha contra los trabajadores, contra el medio ambiente, contra la democracia, contra la decencia”, dice el manifiesto fundacional del movimiento. “Una red de facciones de extrema derecha se está extendiendo a través de las fronteras para erosionar los derechos humanos, silenciar la discrepancia y promover la intolerancia…. Ha llegado el momento de movilizar a los trabajadores, a las mujeres y a los marginados de todo el mundo para compartir una visión común de democracia, prosperidad, sostenibilidad y solidaridad”, dice el texto.

La Internacional Progresista es el fruto de la alianza entre el Movimiento para la Democracia en Europa (DiEM25), que nació en febrero del 2016 y del que Varoufakis es cofundador, y The Sanders Institute. Los progresistas estadounidenses y los fieles al Partido Demócrata -que aún se lamen las heridas tras el clamoroso fracaso de Hillary Clinton- sufren cada día el alocado universo del impetuoso y polémico presidente Donald Trump, mientras que el centro izquierda y la izquierda europeas están en caída libre tras los sucesivos y llamativos fracasos electorales a lo largo de los últimos años.

Ejemplo clamoroso

La gran derrotada en Europa ha sido, sin duda, la socialdemocracia,  a pesar de haber sido la que más ha contribuido a la construcción del Estado del bienestar junto a la democracia cristiana. Un ejemplo clamoroso. En las elecciones presidenciales francesas del 2017, el candidato socialista, Benoit Hamon, que aspiraba a suceder en el Elíseo al también socialista François Hollande, apenas obtuvo el 6,36% de los votos.

De los 28 países de la UE, sólo cinco tienen al frente de sus respectivos Gobiernos primeros ministros socialdemócratas, y algunos de ellos en situación muy débil: España, Portugal, Rumanía, Malta y Eslovaquía. Del Ejecutivo de Bratislava forma parte también un partido de extrema derecha, algo impensable no hace mucho. El único considerado de izquierdas es el griego Alexis Tsipras, al que el propio Varoufakis, que durante cinco meses fue su ministro de Finanzas, calificó en su día de “traidor” por doblegarse a las exigencias de la Troika comunitaria en plena crisis de la deuda.

El derrumbe de los socialdemócratas es notorio también en el seno de la Unión Europea. Los más altos cargos están en manos de políticos que pertenecen al Partido Popular Europeo (PPE): el luxemburgués Jean Claude Juncker, como presidente de la Comisión Europea, el polaco Donald Tusk, como máximo dirigente del Consejo Europeo, y el italiano Antonio Tajani, como presidente de la Eurocámara, en la que 217 eurodiputados son del PPE contra 189 del Partido de los Socialistas Europeos (PSE).

Factor decisivo

La falta de reacción de la izquierda a la gran recesión provocada por el sector financiero -rescatado con dinero público- ha sido un factor decisivo a la hora de perder la confianza de muchos electores muy poco apegados al socioliberalismo. “Son las clases medias instruidas que sufren la precariedad o viven con el miedo de caer en la precariedad las que se han alejado de la socialdemocracia”, ha dicho el politólogo francés Fabien Escalone. “El paso del tiempo no hace más que aumentar las posibilidades de que un partido socialdemócrata logre batir su propio record de peor resultado electoral de su historia”, añade el analista en el diario ‘Journal Du Jour’.

Varoufakis y su entorno esperan recuperar la confianza del electorado tradicionalmente de izquierdas que ha dejado de participar en las elecciones –la abstención en su peor enemigo- o que han optado por propuestas populistas de derecha. “La UE será democratizada o se desintegrará”, dicen desde el DiEM25, que se autodefine como un movimiento democrático paneuropeo transfronterizo. Entorno a este movimiento europeo hay nombres destacados del mundo del activismo, de la política y de la cultura que dan su apoyo también a la Internacional Progresista, como la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau -que estuvo presente también en Burlington- la periodista y escritora canadiense Naomi Klein (autora del libro ‘No Logo’), el lingüista y politólogo estadounidense Noam Chomski, el filósofo esloveno Slavoj Zizek, el músico británico Brian Eno o el controvertido fundador de WikiLeaks, el australiano Julian Assage, entre otros muchos.

Pequeños partidos

Además de participar en la Internacional Progresista, DiEM25 ha creado la candidatura European Spring, formada por una coalición de varios pequeños partidos de una decena de países europeos, que se presenta a las elecciones a la Eurocámara de este mes de mayo. Dentro de esta alianza está el partido español Actúa, de Baltasar Garzón y Gaspar Llamazares. Su programa político de reformas lleva por título ‘New Deal for Europe’ (Nuevo Tratado para Europa), y uno de sus principales objetivos es refundar la UE con una «nueva Constitución que remplace los tratados actualmente vigentes».  

A pesar de este esfuerzo unitario, la izquierda europea encara los comicios de mayo dividida y dispersa. Además de los partidos tradicionales y los de reciente aparición ha nacido otro movimiento de base progresista y paneuropeo de planteamientos muy parecidos a los de DiEM25 y que también se presenta a las elecciones europeas. Su nombre es Volt. Es un partido federalista fundado en el 2017 por un grupo de jóvenes como reacción al ‘brexit’ y al auge de la ultraderecha. Su gran aspiración es crear los Estados Unidos de Europa.

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