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Internacional/Mundo - 17.12.2018

La encrucijada de Trump

Los múltiples frentes judiciales, entre ellos el ‘Rusiagate’, estrechan el cerco legal y político al presidente

Donald Trump puede tuitear, y van al menos 143 veces desde que llegó al Despacho Oval, “caza de brujas” o “¡caza de brujas!” o “¡CAZA DE BRUJAS!”, su frase favorita para denostar la investigación del posible vínculo de su campaña con Rusia, por la que Moscú pudo interferir en las elecciones de 2016. Lo cierto es que los últimos acontecimientos legales, tanto en referencia a las pesquisas que dirige el fiscal especial Robert Mueller como de otras abiertas por la fiscalía de Nueva York, han ayudado a asentar el retrato más específico hasta la fecha de la vulnerabilidad legal y política que pone en jaque al presidente de Estados Unidos.

En círculos republicanos se propagan “temblores de realidad”, según la definición de la situación que hace una fuente a la web de noticias ‘Axios’. La ansiedad crece en la Casa Blanca y en el presidente, que la última semana ha pasado muchas más horas que de costumbre en la residencia presidencial sin publicitar el contenido de su agenda. El cerco, que lleva estrechándose casi año y medio sobre Trump y su círculo más cercano, parece cada vez más cerca de cerrarse. Y a la multitud de frentes abiertos que tiene Trump se le sumarán a partir de enero las investigaciones que los demócratas ya han anunciado que van a poner en marcha en cuanto tomen el control de la Cámara Baja.

Pagos a mujeres

La presión se ha intensificado en los últimos diez días conforme avanzaban los casos judiciales contra Michael Cohen, que fue su abogado personal, y Paul Manafort, que dirigió durante unos meses su campaña. La fiscalía neoyorquina asegura que Trump (“individuo 1” en los documentos del caso contra Cohen) orquestó los pagos para mantener silenciadas a Stormy Daniels y Karen McDougal, dos mujeres que aseguran haber mantenido relaciones sexuales con él. Esos pagos se realizaron con intenciones electorales (proteger su reputación antes de que los ciudadanos fueran a las urnas) y pudieron vulnerar las leyes de financiación de campaña.

Trump sigue negando su responsabilidad y, aunque hay enormes dudas legales de que el presidente pudiera ser imputado mientras esté en el cargo en la Casa Blanca, se teme que este sea su principal punto débil. Los demócratas ya han indicado que si se demuestran las acusaciones podría sentar las bases para iniciar un proceso de impeachment.

Rusia y obstrucción de justicia

Los problemas de Trump, en cualquier caso, no acaban ahí. Cohen, por ejemplo, ha dado a Mueller nueva información sobre cómo Trump personalmente orquestó esfuerzos para establecer contactos con cargos rusos en el año 2015, justo cuando preparaba la campaña. El abogado ha reconocido también que mintió al Congreso sobre las conversaciones que mantuvo con rusos sobre la potencial construcción de una Torre Trump en la capital rusa, una aventura bautizada como ‘Proyecto Moscú’ que podría haber reportado al magnate millones de dólares. Ha admitido que esas conversaciones se prolongaron hasta junio de 2016 y no acabaron, como dijo en las cámaras, antes de las primarias de Iowa.

Según reflejan los documentos judiciales, “Cohen siguió trabajando en el proyecto y discutiéndolo con Trump muy entrada la campaña”, al mismo tiempo que había “esfuerzos continuados del Gobierno ruso de interferir en las elecciones presidenciales de EEUU”. Como guinda al pastel de problemas, Cohen ha admitido que habló con personal de la Casa Blanca y con abogados de Trump antes de mentir al Congreso.

Las conversaciones con la Casa Blanca ya bajo mando de Trump también aparecen en el caso de Manafort, que ha sido condenado por delitos no vinculados a la campaña sino a su trabajo de lobista pero que se ha quedado sin acuerdo en el caso que tiene abierto Mueller en su contra por mentir. En concreto, el fiscal especial le ha acusado de mentir sobre sus interacciones con Konstantin Kilimnik, un ucranio que según Mueller tiene vínculos con la inteligencia rusa. Mueller asegura que Manafort ha estado en contacto con altos cargos de la Casa Blanca incluso tras ser imputado.

Las revelaciones sobre esos contactos señalan a que Mueller puede estar investigando si Trump obstruyó la justicia más allá del episodio del despido del director del FBI James Comey. Según reveló la cadena CNN, el fiscal especial entrevistó recientemente a John Kelly, el jefe de Gabinete saliente de Trump, que llegó al cargo en julio de 2017, dos meses después del cese de Comey.

Gastos de la toma de posesión

El jueves se supo además que los investigadores federales examinan al comité que preparó los fastos de la toma de posesión, que logró una recaudación récord de 107 millones de dólares. Bajo la lupa está no solo si se malgastó parte de ese dinero, sino también si llegaron aportaciones desde el extranjero, que están prohibidas.

Trump enfrenta además un par de demandas civiles que aseguran que negocios de la Organización Trump de la que sigue siendo dueño, como los hoteles, representan una violación de la cláusula de emolumentos de la Constitución que le prohíbe hacer negocios  o recibir regalos de gobiernos extranjeros. El presidente y sus tres hijos mayores también han sido demandados por la fiscalía del estado de Nueva York por lo que se denuncia como “conducta ilegal persistente” de su Fundación.

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