Georgia se sume en el caos tras una grave jornada de protestas callejeras

Decenas de personas resultaron heridas en Tbilisi, algunas de gravedad, en las manifestaciones originadas por la visita de un legislador ruso

El presidente del Parlamento presenta su dimisión mientras la oposición convoca a sus seguidores a mantener el pulso frente al Gobierno

La pequeña república exsoviética de Georgia vive sumida en el caos desde el jueves por la noche, cuando decenas de personas resultaron heridas, algunas de gravedad, mientras intentraban penetrar por la fuerza en el Parlamento para protestar contra la visita de un diputado ruso. La presidenta del país, Salomé Zurabishvili, ha acortado su viaje oficial a Bielorrusia y ha regresado a Tbilisi, la capital, mientras el ‘speaker’ del Parlamento, Iraki Kobakhizdze, ha presentado su renuncia al cargo en un intento de calmar la ira de los manifestantes. Desde Moscú, el Kremlin ha cargado contra la oposición local y ha tildado a las manifestaciones de «peligroso»» movimiento «antirruso».

En estos momentos reina una calma tensa en la capital georgiana, con la avenida Rustaveli, la principal arteria de la ciudad cerrada al tráfico por las fuerzas de seguridad, mientras un amplio dispositivo de agentes policiales se había desplegado ya en los alrededores de la sede parlamentaria. Los líderes de la oposición han convocado de nuevo una acción callejera para esta tarde a las 19.00 hora local (dos horas menos en España) y han exigido dimisiones adicionales además de la de Kobakhidze, incluyendo la del ministro del Interior y la del jefe de los servicios de seguridad, además de la convocatoria de comicios generales anticipados.

Intentando apaciguar los encrespados ánimos de la oposición, que acusa a los actuales dirigentes del país de tibieza frente a Rusia, la presidenta Zurabishvili ha enfatizado que la polarización actual solo beneficia al Kremlin, al que muchos ciudadanos georgianos consideran como un poder opresor e imperial. «Solo Rusia se beneficia de la división en el país y en la sociedad y de la confrontación interna, y es el arma más poderosa hoy en día», ha escrito en su página de Facebook. «Rusia es nuestro agresor y opresor; la quinta columna que dirige puede ser más peligrosa que un ataque abierto», ha espetado, culpando a los revoltosos de hacer el juego a Moscú.

Moscú se revuelve

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, se ha despachado a gusto contra los manifestantes, asegurando que llegó a peligrar la seguridad del legislador Andréi Gavrílov, cuya intervención parlamentaria en desencadenó los disturbios. «Todo lo que sucedió ayer (por el jueves) en Georgia no es más que una provocación antirrusa», ha continuado.

El origen de esta explosión de ira popular se halla en la intervención de Gavrílov ante el legislativo georgiano en la jornada inaugural de la 26º sesión general de Asamblea Interparlamentaria Ortodoxa. Indignando a gran parte de la clase política y la ciudadanía georgiana, el parlamentario se sentó en el lugar reservadp para el presidente y pronunció su discurso en ruso, un idioma que muchos de los lugareños conocen pero que es vinculado a una fuerza hostil. Al contemplar lo sucedido, los simpatizates de la oposición se lanzaron a la calle y renovaron sus acusaciones de indiferencia respecto a Rusia contra el partido gubernmental ‘Sueño Georgiano’, que respalda a la actual jefa del Estado.  

Las relaciones con el poderoso vecino del norte son una cuestión que tensiona y polariza a la sociedad georgiana. Rusia apoya a los movimientos separatistas en Osetia del Sur y Abjasia, nominalmente bajo soberanía de Georgia, ha reconocido sus respectivas declaraciones de independencia e incluso ha estacionado tropas en estos dos territorios díscolos. El país, atravesado por oleoductos que transportan la energía del mar Caspio a Europa, aspira a integrarse en algún momento en la Unión Europea y la OTAN.