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Internacional/Mundo - 22.06.2019

Estambul: un ayuntamiento para cambiar Turquía

La mayor ciudad de Turquía repite comicios locales con el candidato del principal partido opositor, Ekrem Imamoglu, lanzado a la alcaldía y con una popularidad desenfrenada

La primera fila ha perdido el control. Los que la ocupan, fans desenfrenados, llevan horas esperando, luchando a codazos para ver a su líder desde lo más cerca posible. Una señora intenta saltar la valla que le separa del escenario. La policía le para los pies. «Turquía irá bien. El domingo todo irá bien. Ganaremos ¿Qué más puedo decir? Que todo irá bien», repite Nebahat, encaramada a una verja policial, sobre la que se sujeta solo con una mano porque con la otra aguanta una bandera turca con la cara de su líder, al que lleva aquí esperando durante horas.

La plaza explota. Gritos y banderas al aire. Los de primera fila empujan hacia adelante; el hombre les saluda. Todos gritan al unísono: «¡Ekrem alcalde! ¡Ekrem alcalde!». Ekrem Imamoglu, el candidato a la alcaldía de Estambul por el partido opositor turco CHP, se ha convertido a lo más parecido a una estrella del rock.

Segunda parte

El 31 de marzo de 2019, tras un recuento de semanas, Imamoglu ganó las elecciones locales en Estambul por un margen mínimo de votos: 14.000 sobre un censo de 10’5 millones. Nadie —seguramente ni él mismo— se lo esperaba. Fue un día histórico para los opositores al presidente Recep Tayyip Erdogan: Estambul dejaba de estar controlada por los islamistas por primera vez desde 1994, cuando el mismo Erdogan, tras ser elegido alcalde, empezó una carrera política que le llevaría a lo más alto de Turquía. Ganando elección tras elección sigue desde entonces.

La fiesta al CHP y a su candidato le duró poco: el AKP —el partido de Erdogan— alegó fraude, y pidió a la comisión electoral la repetición de las elecciones en Estambul. La comisión electoral lo aceptó: la alcaldía de Imamoglu duró tan solo 17 días. Las elecciones se repiten este domingo. «Esta es la apuesta personal de Erdogan, que espera no perder su fuente principal de financiación —dice el analista Aykan Erdemir—. Estambul, [el 30% del PIB turco], es la máquina de hacer billetes del AKP. Pero la estrategia les ha salido mal, porque ahora parece que pueden perder de nuevo y Erdogan dejará de tener su aura de invencibilidad».

Lucha por la democracia”

Imamoglu, al fin, sube al escenario. La música que lleva horas castigando las orejas de los presentes se detiene.  Ya no hay danderas agitándose ni gritos de los congregados. «Amigos, nos ha tocado vivir momentos difíciles. Pero todos juntos los superaremos», dice el candidato del CHP. Los fieles seguidores le responden: «¡Todo irá bien! ¡Todo irá bien! ¡El amor ganará!». «Nuestra lucha no es solo para esta ciudad. No es solo para Estambul. Nuestra lucha es para la democracia. Para toda Turquía. Para todo el país. Ganaremos», promete el dirigente opositor.

Los sondeos así lo indican. Imamoglu ganará las elecciones en Estambul por un margen de entre cinco y nueve puntos. Y lo hará frente a un rival de categoría, Binali Yildirim, exprimer ministro y mano derecha de Erdogan.

“Hacia la presidencia”

Tras ser retirado de la alcaldía de Estambul, la popularidad de Imamoglu subió como la espuma. «Imamoglu se ha convertido en una figura común que representa a todos los que no quieren el sistema de un solo hombre que ha creado Erdogan —dice Erdemir, experto en la Fundación para la Defensa de las Democracias (FDD)—. Si acaba ganando, esto se verá como una derrota personal de Erdogan. Y no solo eso: será una derrota de su régimen». Erdogan, de hecho, ha dicho en muchas ocasiones que quien gana Estambul gana en Turquía —seguramente porque esa fue su forma de hacerlo. Ahora se le podría girar en contra.

«Yo os miro y no veo ni turcos ni kurdos ni cristianos ni judíos ni musulmanes ni alevís. Yo aquí veo al pueblo. Y el pueblo dice que todo irá bien», grita Imamoglu. El candidato baja del escenario para mezclarse entre sus simpatizantes. Reparte abrazos por todas partes, a bebés, niños y señores que quieren sacarse fotos con él o estrecharle la mano, señoras con los ojos húmedos de emoción que le agarran las mejillas, le abrazan, le sacuden, le zarandean.

Imamoglu suda y sonríe mientras avanza entre la muchedumbre con los morritos extendidos y una permanente sonrisa. Solo hay una persona que despierte tantas pasiones en Turquía, pero no se presenta este domingo: Recep Tayyip Erdogan.

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