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Internacional/Mundo - 03.12.2018

EEUU prepara los honores fúnebres para el expresidente George H.W. Bush

El Capitolio acogerá la capilla ardiente del mandatario durante 37 horas

Un avión presidencial, 37 horas de capilla ardiente en el Capitolio y exequias nacionales son algunas de las actividades con las que estados Unidos dará inicio a varios días de ceremonias en honor a George Herbert Walker Bush, quien presidió el país durante el final de la Guerra Fría.

Al igual que Gerald Ford en 2006, Ronald Reagan en 2004 o Richard Nixon en 1994 antes que él, el 41º presidente estadounidense será enterrado según el protocolo de funerales del Estado, organizado con precisión militar por la fuerza del Pentágono a cargo de la protección de la capital.

El republicano George H. W. Bush había dicho que no votó por Donald Trump en 2016 y lo tachó de «pretencioso», pero el actual inquilino de la Casa Blanca tiene la intención de rendirle todos los honores. Pidió que el Boeing 747 del presidente, ‘Air Force One’, traslade el ataud desde Texas hasta Washington.

Los honores para el expresidente

El ataud se exhibirá en una capilla ardiente bajo la cúpula del Capitolio a partir del lunes por la noche. Una guardia de honor vigilará el féretro continuamente durante más de 37 horas, día y noche. El miércoles, el día del duelo nacional, los funerales se llevarán a cabo en la Catedral Nacional, en Washington, como fue el caso de Eisenhower, Reagan y Ford.

El presidente Trump estará presente, al igual que Michelle Obama, que anunció la postergación de la promoción de su libro en Europa y el exprimer ministro canadiense Brian Mulroney, que leerá un elogio fúnebre.

Tras los fastos en la capital, el féretro volverá a Texas para otro servicio fúnebre en la iglesia episcopal de Saint Martin en Houston y un tren llevará el ataúd al campus de la Universidad de Texas A&M, donde se encuentra la Biblioteca Presidencial George Bush, detrás de la cual será enterrado junto a Barbara, su esposa, que murió en abril y Robin, su hija, que murió de leucemia a los 3 años.

Vamos al cielo

«No estaba listo para morir cuando falleció Barbara», dijo su mejor amigo James Baker, quien fue su secretario de Estado. El nonagenario, que padecía una forma de enfermedad de Parkinson que lo postró en una silla de ruedas, había querido pasar el pasado verano en Maine, Kennebunkport, como era habitual. «Pero cuando regresó a Houston estaba más o menos listo para irse, su calidad de vida se había deteriorado mucho», agregó Baker.

El viernes pasado por la mañana, James Baker lo visitó. «¿A dónde vamos, Bake?», preguntó el expresidente. «Al cielo», respondió y agregó: «Bueno, ahí es donde quiero ir». Sus últimas palabras fueron para su hijo mayor, George W. Bush, en el teléfono. «Te amo, papá, nos veremos en el paraíso«, le dijo, según la historia de James Baker. «Yo también te amo», dijo el padre, antes de morir.

El mejor presidente

«Fue probablemente el mejor presidente de un solo término«, dijo James Baker, poniendo el dedo en la llaga más importante de la vida del expresidente: su derrota en las elecciones de 1992 frente al demócrata Bill Clinton.

Todos sus amigos insistieron en su récord en materia de política exterior. En cuatro años en el cargo (enero de 1989-enero de 1993), vivió la caída del Muro de Berlín (noviembre de 1989) y el colapso de la Unión Soviética (1991). Negoció el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA), firmado por su sucesor y dos tratados de reducción de armas nucleares.

Y expulsó al Irak de Sadam Husein de Kuwait en 1990, mientras que se negó a ir a Bagdad para derrocar al dictador. «Hizo que fuera un conflicto específico, en tiempo y espacio, es por eso que tuvo todo el apoyo que necesitaba», dijo , Colin Powell, quien era por entonces el jefe de Estado Mayor Conjunto, y recordó que unos 30 países se habían unido a la coalición.

“Después de la Operación Tormenta del Desierto, que fue un gran éxito, los estadounidenses estaban felices, no creían que su Ejército pudiera ser tan bueno», dijo el ex general. Esta guerra permanece en la memoria de los estadounidenses como la última ganada por ese país.

En College Station, los estudiantes que todavía no habían nacido cuando George H. W. Bush dejó el cargo desfilaron este fin de semana en la Biblioteca Presidencial. Se realizó una vigilia el sábado por la noche. «Todos nos inspiramos en lo que hizo», dijo Chris Griffin, uno de esos estudiantes.

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