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España - 06.12.2018

Sánchez se topa con la hostilidad de ERC en su estrategia para aprobar ahora los Presupuestos

El PdeCAT se muestra algo más abierto pero vincula su posición a una oferta «razonable» sobre el futuro político de Cataluña

El último órdago de Pedro Sánchez se ha topado, de momento, con el muro independentista. En un nuevo giro a su estrategia, el presidente del Gobierno anunció este martes su intención de aprobar y remitir al Congreso los Presupuestos Generales del Estado para 2018 a principios de enero. El pasado 16 de noviembre anunció desde Guatemala que si no tenía garantizado el apoyo suficiente para sacarlos adelante ni siquiera los presentaría ante la Cámara. Por no «marear a los españoles», dijo. Ahora, ha visto en las revueltas sociales de Cataluña y los resultados electorales de Andalucía una ocasión de oro para presionar a Esquerra y el PDeCAT. Pero el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès, se mostró hoy tajante:«No funcionamos con amenazas y chantajes», advirtió.

Las dos principales fuerzas secesionistas de Cataluña llevan semanas avisando al Ejecutivo de que no podrá contar con su ayuda si no cambia la situación de los dirigentes en prisión preventiva y a la espera de juicio por su participación en el 'procés'. El gesto de Sánchez a través de la Abogacía del Estado, el pasado 1 de noviembre, no sirvió de nada. Al independentismo el hecho de que ésta acusara de sedición en lugar de rebelión le dejó indiferente y, además, la Fiscalía se mantuvo en su exigencia de penas máximas. Para más inri, los exconsejeros de la Generalitat Joaquim Forn, Josep Rull, Jordi Turull y el diputado de Junts per Catalunya Jordi Sànchez, están en huelga de hambre.

El jefe del Ejecutivo y el PSOE creen que aún cabe un cambio de postura. La entrada de Vox en el Parlamento de Andalucía y el hecho de que la derecha haya logrado superar a la suma de PSOE y Podemos ha sido suficientemente impactante como para temer que algo similar puede ocurrir en unas generales en caso de adelanto electoral. Es el mensaje que desde hace tiempo trata de trasladar el PNV a los partidos catalanes. «Difícilmente la situación va a ser más favorable para sus intereses que ahora», dicen fuentes de esta formación. Por otro lado, en el proyecto del Gobierno se contemplan ya 2.000 millones de euros más para Cataluña e inversiones en políticas sociales, algo no desdeñable para un Ejecutivo que tiene a los colectivos más vinculados con los servicios sociales (sanidad, educación, bomberos…) en pie de guerra.

Lo cierto es que tanto Aragonès como el diputado de Esquerra en el Congreso, Gabriel Rufián, desdeñaron esos factores. En una entrevista en Ràdio 4, el vicepresidente de la Generalitat avisó de que si el Gobierno «no se mueve» en las cuestiones que afectan a la autodeterminación y los presos no podrá contar con su formación. Y el portavoz adjunto de su grupo parlamentario insistió: «No ha cambiado nada, nosotros hacemos la misma pregunta a Pedro Sánchez y a Pablo Iglesias, qué harían ellos si tuvieran a sus compañeros en la cárcel o en el exilio. No hay partidas presupuestarias suficientes para pagar la dignidad de nuestros compañeros».

El diputado del PDeCAT encargado de asuntos económicos, Ferran Bel, fue algo menos tajante, pero también vinculó su posición a un asunto que poco tiene que ver con el contenido de las cuentas públicas y reclamó a Sánchez que ponga sobre la mesa una propuesta política «razonable» para el futuro de Cataluña que no se limite a la negociación de un nuevo estatuto de autonomía. «Si hay propuesta, y entendemos que no está cerrada, podemos negociar. Pero si la propuesta es un Estatuto para que se refrende por los catalanes y luego sea cercenado por el Tribunal Constitucional, no», dijo tras a asistir a un desayuno informativo protagonizado por la ministra de Economía, Nadia Calviño.

Un día después de que Pedro Sánchez anunciara en Tele5 que presentará las Cuentas en enero y presionara a las fuerzas secesionistas, los postconvergentes han dejado una ventana abierta a un posible acuerdo, a pesar de que Quim Torra formalizó semanas atrás su ruptura con el presidente del Gobierno central y señaló que las fuerzas independentistas no negociarán las Cuentas del Estado.

Sánchez admitió ayer, durante la entrevista, que si esta apuesta no le sale bien tendrá que «replantearse muchas cosas». Es decir, dio a entender que su intención de agotar la legislatura o, en su defecto, de aguantarla aún unos cuantos meses, hasta el otoño, se vería seriamente comprometida. Pero también trató de asentar la idea de que si los partidos que le dieron su apoyo en la moción de censura provocan la caída del Gobierno, evitan que se pongan en marcha unos presupuestos de tinte social y dan paso a un Ejecutivo con participación de la derecha extrema «van a tener que explicarlo». Esas son las cartas con las que juega.

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