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España - 18.12.2018

El detenido por el crimen de Laura salió de prisión hace dos meses por asesinato y robo

El arrestado mató a una anciana en 1995 en un pueblo cercano y es mellizo de otro homicida que se encontraba en la cárcel | El cuerpo presenta un golpe en la cabeza y marcas en el cuello

La Guardia Civil ha detenido a Bernardo Montoya Navarro, un vecino de Laura Luelmo, como principal sospechoso del asesinato de la joven. El arrestado ha tratado de huir en su coche cuando se ha percatado de que la Guardia Civil le estaba siguiendo. Este hombre cumplió una condena de 17 años por el asesinato en 1995 en el pueblo onubense Cortegana de una anciana de 82 años. En 2013 salió de la cárcel pero volvió a prisión por dos robos con violencia. Había recuperado la libertad el pasado octubre, sólo dos meses antes de asesinar presuntamente a la joven.

Vivía desde octubre en la vivienda de su familia en el número 1 de la calle Córdoba de El Campillo, justo enfrente del número 13, la casa que alquiló Laura. Se da la circunstancia de que el padre del detenido, cuando llegó a El Campillo, compró también la casa que alquilaría la joven profesora asesinada, aunque posteriormente la vendió.

Ya se le tomó declaración la semana pasada como principal sospechoso y ha estado en todo momento vigilado por la Guardia Civil. Se cree que usó su coche, un Alfa Romeo negro, para llevar el cuerpo de Laura hasta el barranco. Además, las huellas encontradas en el camino de tierra que conduce al barranco donde se encontró a la víctima coinciden con las de su vehículo. Laura, en las llamadas a su novio, le había advertido de que un vecino le inquietaba por su actitud.

El arrestado, que entró en prisión por primera vez en 1994, tiene un largo historial de antecedentes penales: asesinato, allanamiento, obstrucción a la justicia, quebrantamiento de condena y robo con violencia. El detenido, que llegó a Huelva en los 90 con su hermano procedente de Barcelona, entró a robar en 1995 en la casa de una octogenaria de Cortegana, pero la mujer se resistió. Cuando la anciana le denunció, y antes de celebrarse el juicio por el intento de robo, Bernardo Montoya volvió a la casa y la apuñaló hasta la muerte.

Montoya es el hermano mellizo de Luciano, al que algunos medios apuntaron como sospechoso, pero que no pudo participar en el asesinato, ya que se encontraba en la prisión de Ocaña, de la que solo salió el pasado lunes de permiso. Luciano fue condenado a 15 años de prisión por el asesinato en 2001 de una mujer a cuchilladas en Cortegana, además de un intento de violación a punta de navaja en El Campillo durante un permiso penitenciario. Tanto Bernardo como Luciano protagonizaron en el pasado en Cortegana diversos episodios violentos, que desencadenaron en brotes xenófobos y enfrentamientos vecinales.

Mientras tanto, avanza la investigación en otras vertientes. Laura Luelmo habría intentado defenderse de su asesino, de acuerdo con las primeros análisis. Así lo confirman fuentes de la investigación que, a la espera de los resultados de la autopsia, avanzan que el cadáver de la joven profesora zamorana encontrado el lunes en un barranco de la localidad onubense de Zalamea la Real presentaba aparentes heridas defensivas, compatibles con un posible forcejeo con su agresor.

El cuerpo de la chica de 26 años, asimismo, presentaba un golpe en la cabeza y marcas en el cuello, también compatibles con un intento de estrangulamiento, aunque siempre será la autopsia la que determine la causa real de su muerte y si Laura fue asesinada en las inmediaciones de donde se halló su cadáver o si el cuerpo, ya sin vida, fue trasladado al barranco de La Mimbrera.

De hecho, los agentes del ECIO (Equipo inspecciones oculares de Criminalística) y de la Unidad Central Operativa (UCO) centran ahora su trabajo en encontrar el móvil de la chica, cuya última señal emitida fue detectada a las 20 horas del miércoles por una antena a nueve kilómetros al norte de El Campillo, una zona bastante alejada del lugar donde apareció el cuerpo. Además, siguen sin aparecer también la cartera y las llaves de la chica.

La Guardia Civil destaca que Luelmo, difícilmente, podría tener enemigos en El Campillo, porque se había instalado en la localidad solo una semana antes de su desaparición, por lo que abona la tesis de que el móvil de su asesinato pudo ser sexual. No pudo generar ningún tipo de rencillas en tan poco tiempo y tampoco el robo pudo ser el móvil del ataque, ya que apenas llevaba dinero encima cuando salió a correr el miércoles por la tarde.

Según los análisis preliminares de los expertos de la Guardia Civil, la muerte de la chica, cuyo cuerpo apareció con la ropa «revuelta y descolocada» y escondido entre unos matorrales junto a una acequia, se habría producido hace «varios días», probablemente el mismo miércoles de la semana pasada.

Una llamada al filo del mediodía al instituto armado confirmó los peores presagios. Un voluntario de la Cruz Roja que se había perdido buscando a sus compañeros de batida por el barranco de La Mimbrera, en el término de Zalamea la Real, avisó de que había encontrado ropa de una mujer. A 200 metros de las prendas, la Guardia Civil encontró el cuerpo, que estaba boca abajo, oculto en una zona de jaras altas. Los funcionarios no tardaron en confirmar visualmente que el cuerpo era de Laura. Un tatuaje en el torso del cadáver y la ropa de deporte encontrada en el lugar borraron cualquier sombra de duda.

Vídeo.

Conmoción en los dos pueblos de Laura Luelmo. /

Ya batida

Precisamente, la zona en la que apareció el cadáver iba a ser batida de forma meticulosa por los especialistas el mismo lunes, aunque ya había sido inspeccionada someramente por los voluntarios el pasado fin de semana, sin encontrar nada sospechoso. Ese área, aunque cercana a El Campillo, no había sido prioritaria en la búsqueda hasta ahora porque la última señal del teléfono móvil de la malograda joven, situaba al terminal al norte de El Campillo y no tan al oeste como apareció el cuerpo.

Según los operativos, la zona donde se halló el cadáver, en modo alguno, es apta para el running, lo que abonaría la tesis de que la joven fue llevada allí de forma forzada. El paraje, aunque recóndito y bastante inaccesible, no está lejos de la transitada nacional 435, que une Badajoz con Huelva a través de Sierra Morena. Los operativos de ECIO, que tenían previsto trabajar sobre el terreno durante toda la noche, centraron sus esfuerzos en intentar determinar si la Laura murió en los alrededores y su cuerpo arrojado al barranco o si alguien trasladó el cuerpo hasta allí después de acabar con la vida de la chica en otro lugar, lo que explicaría que no fuera encontrado en las primeras batidas de los voluntarios.

En cualquier caso, la Guardia Civil no descartará oficialmente que Luelmo muriera de forma accidental hasta realizar la autopsia, que se realizará en las próximas horas en el Instituto Forense de Huelva y despejará definitivamente las dudas de la causa de la muerte y el lugar del asesinato. También si la joven sufrió algún tipo de abuso sexual. La investigación ha recaído en el Juzgado de Instrucción 1 de Valverde del Camino, que a las 18:40 horas del lunes ordenó el levantamiento del cadáver y hoy ha decretado el secreto del sumario.

Laura Luelmo se incorporó a dar clases como profesora interina de educación plástica el 4 de diciembre en el instituto de secundaria Francisco Vázquez Díaz, del vecino pueblo de Nerva. La joven abandonó su domicilio a las 16:00 horas del pasado miércoles. Poco antes de había llamado a su novio para avisarle de que salía a correr. La última señal emitida de su móvil, sobre las 20:00 horas, fue detectada por una antena ubicada a nueve kilómetros al norte del pueblo, cuando una de las aplicaciones de su aparato, probablemente el Whatsapp, emitió por última vez. No obstante, el hecho de que se trate de una zona rural, con pocas antenas y en una zona bastante montañosa, hace imposible determinar el lugar exacto en el que se encontraba el teléfono en esa última conexión.

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