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Economía - 18.12.2018

Cuarenta años de economía de mercado en China: comunismo y capitalismo para conquistar el mundo

  • Las medidas decretadas por Deng Xiaoping en 1978 propiciaron la apertura y proyección comercial de China en el mundo
  • El país asiático, segunda economía mundial tras EE.UU., celebra el 40 aniversario de esta transformación

Un ciudadano chino posa junto a un cartel con la imagen de Deng Xiaoping en Shenzhen, China

AFP

NICOLAS ASFOURI

Puede que Santa Claus proceda del Polo Norte, pero el océano de adornos que inunda los hogares occidentales por Navidad vienen, casi en su totalidad, de una ciudad del sureste de China llamada Yiwu. Allí se fabrican, y en sus calles conviven la tradición asiática y un ejército innumerable de renos y accesorios navideños que incluyen Papás Noel de tamaño natural que hablan y se mueven.

Yiwu es, entre cientos de ejemplos, uno de los exponentes de la nueva China, la gobernada por el socialismo y que aprovecha las bondades del capitalismo, todo con "características chinas", rezan sus dirigentes. La combinación fue impulsada formalmente en 1978 por el entonces presidente Deng Xiaoping, y ahora cumple 40 años en medio del reconocimiento internacional ante la prosperidad lograda. Un éxito económico y político, que se ha convertido en el trono global del actual dirigente, Xi Jinping.

Corría el año 1962 cuando Deng Xiaoping, el llamado "pequeño timonel" por su estatura, sí, pero también por su capacidad de liderazgo, pronunció su famosa frase: "No importa que el gato sea negro o blanco, mientras cace ratones". La sentencia, parte de un discurso ante jóvenes comunistas, le condenó a ser perseguido durante la Revolución Cultural. Pero sus palabras pervivieron como un augurio que marcaría el futuro de China. Un futuro de prosperidad económica que el propio Deng puso en marcha años después, en 1978, con una serie de reformas que activaron el éxito comercial de China en los mercados globales y abrieron las puertas a un crecimiento sin precedentes en la historia moderna.

China celebra esta semana el cuadragésimo aniversario de su proceso de reforma y apertura, un camino que no estuvo exento de problemas, vaivenes y experimentos diversos para cambiar su modelo y modernizar el país, y convertirlo en la actual segunda economía mundial.

 Salimos por el mundo - 'Deng Xiaoping y el comienzo de la China actual'.Un viaje a China con Felipe de la Morena - 19/12/16 - escuchar ahora

Salimos por el mundo – 'Deng Xiaoping y el comienzo de la China actual'.Un viaje a China con Felipe de la Morena – 19/12/16

Pasos para cambiar un país en 40 años (fuente, Efe):

En 1978, Deng apuesta por las "cuatro modernizaciones": en agricultura, industria, defensa y ciencia y tecnología; en este período destacó la experimentación con las normativas, que se van cambiando de manera gradual. Desde entonces, China evoluciona hacia una economía en la que el mercado comienza a tener un protagonismo creciente.

En 1983, las comunas populares fueron sustituidas por las municipalidades. El abandono progresivo del sistema maoísta de economía rural planificada permitió impulsar la productividad agraria y sacó de la pobreza a estas zonas del país, fomentando asimismo la migración de mano de obra hacia las ciudades.

Otra de las claves del proceso durante esos años es la apertura al exterior, con el objetivo de atraer tecnologías avanzadas e inversiones provenientes de otros países, que contribuyeron a aumentar la capacidad productiva de China, así como a introducir nuevos métodos de gestión.

En 1984 se autorizó el emprendimiento autónomo y, dos años después, se anunció el Plan de Reforma Integral, reformas en las que prevalece el sistema de "doble vía" para dejar atrás de forma paulatina un régimen que aún permitía el sistema de planificación con precios regulados, algo que evitó un hundimiento de la producción.

La reforma del sector financiero también se llevó a cabo de manera gradual, y no fue hasta 1990 cuando se permitió la apertura de las Bolsas de valores de Shenzhen y Shanghái, un año después de las protestas de Tiananmen, que paralizaron temporalmente la política nacional.

En 1992, un envejecido Deng que ya no ostentaba cargos oficiales, reapareció en un viaje por ciudades sureñas (Shenzhen, Cantón y Zhuhai) en el que pronunció su famoso "enriquecerse es glorioso", dando el carpetazo definitivo a la economía maoísta y sentando las bases de la actual "economía socialista de mercado".

Durante el mandato de Jiang Zemin (1993-2003) se llevó a cabo un proceso de descentralización que tenía como objetivo institucionalizar las reformas y llevar a cabo proyectos masivos de inversión en infraestructuras. En materia económica, también se llevó a cabo una flexibilización fiscal y se siguió avanzando en el proceso de convertibilidad del renminbi, la divisa nacional.

En 2001, China consiguió ingresar en la Organización Mundial del Comercio (OMC) tras un largo proceso en el que Pekín se comprometió a cumplir reglas en materia de inversión extranjera -estableciendo límites para garantizar la estabilidad- y a renegar del proteccionismo con respecto a los bienes producidos en el país.

Poco después, en 2004, durante la etapa de Hu Jintao (2003-2013), se incluye el derecho a la propiedad privada en la Constitución de 2004, concluyendo la fase de "construcción del mercado", y se comienza a registrar una explosión en la inversión privada, que disparó su proporción en la economía.

2008 supuso un cambio radical para el país asiático, con los Juegos Olímpicos, pero también con la crisis económica y financiera internacional. Por un lado, el hundimiento de las economías occidentales provocó una búsqueda de nuevos mercados y zonas de inversión, entre los que destacaba China, y por otro, el mayor evento deportivo internacional supuso una presentación en sociedad para un país que albergó una competición impecable.

El 1 de enero de 2016, en plena era del actual presidente Xi Jinping, marcó el final oficial de la política del hijo único, iniciada en 1979, un giro que tiene por objetivo revertir la tendencia al envejecimiento de la población china, problema que podría afectar a una economía que se halla en pleno cambio de modelo desde uno de manufactura y exportación -dependiente de la mano de obra- a uno marcado por el consumo interno.

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